Sobre echar el ancla y otras cosas del estilo
Somos seres alterables, como una superficie de aguas calmas, la más mínima variación hace que se altere el resto, esas variaciones pueden afectar positiva o negativamente, pero hay veces que, por efecto mariposa o váyase usted a saber qué, las ondas, en vez de atenuarse, entran en resonancia y la lían parda.
Tenemos anclas en nuestras vidas, referencias, modelos... trocitos de tierra que flotan en un vacío en constante cambio. La estabilidad está garantizada hasta que uno de esos pilones se desmorona, o cambia, o se deja llevar por la corriente y desaparece, eso nos hace sentirnos solos, nos hace temer al cambio, a aborrecerlo, a querer huir y no mirar.
Es el modo en que estamos construidos, programados, maldita sea.
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