La ciudad perdida

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En junio de 1976, la nave Viking 1, en curso de su órbita número 35, se topó con una imagen desconcertante.

La imagen más destacable era una formación geológica que, a primera vista, parecía una cara mirando fijamente al cielo. Ello ya de por sí provocó quebraderos de cabeza a los científicos de la NASA que interpretaban los datos enviados por la sonda.

Pero no era lo único que llamaba la atención. Diseminadas a su alrededor, yacían una serie de formaciones que parecían escalofriantemente regulares, pirámides y otras formas geométricas de angulosas formas que rayaban en lo inquietante.

La zona, denominada Cydonia, pasó a llamarse "La ciudad de Marte". Pronto se cartografió la zona a ritmo frenético, llegándose a denominar algunas de las formaciones como "Plataforma", "Terraza", "Plaza" o "La Fortaleza".



Obviamente, y de acuerdo con las teorías actuales (que aseguran que la vida en Marte, de haber existido, no habría pasado de la microbiana) no es más que una curiosa alineación de montículos y promontorios cuyas formas juegan con la imaginación y con el ojo humano.

Por ejemplo, la famosa "Cara" de Marte, cuya forma no es muy extraña en realidad, fue no más de un juego de luces, junto con un fenómeno psicológico denominado "Pareidolia", que es, dicho con palabras de profano, la tendencia del ser humano a buscar patrones familiares en lo abstracto.
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why are you gone?

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Curiosidades sobre nuestro sistema solar

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-La teoría Némesis:

La teoría Némesis hace referencia al Sol, y a un supuesto compañero invisible del mismo.
El 50% de las estrellas de nuestra galaxia son binarias, y si, la nuestra lo fuera también, tendría una compañera fuera del alcance de nuestra vista, ya que sería una enana marrón o un agujero negro. La existencia de esta compañera acarrearía consecuencias catastróficas, y este hecho, añadido a la supuesta periodicidad de nuestro sistema binario (se estima unos 25 a 64 MDA) explicaría la periodicidad de los bombardeos de asteroides al planeta, que produciría el cuerpo extraño al atravesar la nube de Oort.




-Venus, el "rarito":

De Venus se dice que es hermano de la Tierra, pues ambos planetas son muy similares, tanto en tamaño, como en composición y masa. Sin embargo, este hermano nuestro es un poco diferente, tanto de La Tierra como del resto de planteas del Sistema Solar.
Para empezar, como la mayoría sabe, las órbitas de los planetas son elípticas, sin embargo, la órbita de Venus es casi una circunferencia, es la menos excéntrica de todas.
Otro dato curioso es que, junto con Urano, rota al revés que el resto.


Venus es el nombre de la diosa del amor y de la belleza en la mitología romana, sin embargo, la superficie de Venus es lo más parecido al infierno. La atmósfera está compuesta de dióxido de carbono y nitrógeno, pero las densas nubes que lo cubren están compuestas de ácido sulfúrico; la ya mencionada enorme cantidad de dióxido de carbono provoca un efecto invernadero bestial que establece la temperatura media de la superficie cerca de los 460 ºC; la presión atmosférica de Venus es 92 veces la de la Tierra (De hecho, las naves rusas Venera, duraron un par de horas íntegras antes de ser aplastadas).


-Saturno, el flotador gigante:

Todos conocemos la familiar forma del planeta con anillos, el sexto, Saturno. Cuyos anillos no son más que concentraciones de material y partículas de tamaño muy inferior al de sus lunas.
Saturno es también un gigante gaseoso y, al igual que Júpiter, posee fuertes vientos en el interior de su atmósfera. Y al igual que Júpiter, Saturno también tiene sus grandes tormentas, pero, la que detectó la Voyager 1, y, posteriormente confirmó la Cassini, era de forma hexagonal.

Además, la composición de la atmósfera de Saturno le confiere una densidad inferior a la del agua, así que, si pudiéramos tirar a Saturno al mar, flotaría.



-Júpiter, el sol que falló:

El planeta Júpiter, gigante gaseoso, el más grande de todo el sistema solar. Pudo haber sido el segundo sol, si hubiera sido unas 50 veces más masivo, su temperatura interior habría sido suficiente para que tuvieran lugar reacciones nucleares en su interior, puesto que está compuesto de hidrógeno y de helio, igual que una estrella normal.
De haberse dado tal caso, júpiter habría sido una estrella enana, emitiendo mayoritariamente en infrarrojo.