En junio de 1976, la nave Viking 1, en curso de su órbita número 35, se topó con una imagen desconcertante.
La imagen más destacable era una formación geológica que, a primera vista, parecía una cara mirando fijamente al cielo. Ello ya de por sí provocó quebraderos de cabeza a los científicos de la NASA que interpretaban los datos enviados por la sonda.
Pero no era lo único que llamaba la atención. Diseminadas a su alrededor, yacían una serie de formaciones que parecían escalofriantemente regulares, pirámides y otras formas geométricas de angulosas formas que rayaban en lo inquietante.
La zona, denominada Cydonia, pasó a llamarse "La ciudad de Marte". Pronto se cartografió la zona a ritmo frenético, llegándose a denominar algunas de las formaciones como "Plataforma", "Terraza", "Plaza" o "La Fortaleza".
Obviamente, y de acuerdo con las teorías actuales (que aseguran que la vida en Marte, de haber existido, no habría pasado de la microbiana) no es más que una curiosa alineación de montículos y promontorios cuyas formas juegan con la imaginación y con el ojo humano.
Por ejemplo, la famosa "Cara" de Marte, cuya forma no es muy extraña en realidad, fue no más de un juego de luces, junto con un fenómeno psicológico denominado "Pareidolia", que es, dicho con palabras de profano, la tendencia del ser humano a buscar patrones familiares en lo abstracto.
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