Una energía limpia y prácticamente inagotable

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La fusión nuclear (no confundir con la fisión) es un proceso bastante sencillo de entender. Se trata de conseguir que dos núcleos atómicos se unan y se recombinen, formando un núcleo de mayor masa atómica, pero inferior a la suma de las masas de los reactivos, esa masa perdida se libera en forma de energía, que sería la que aprovecharíamos.

La dificultad está en que los núcleos atómicos están cargados positivamente, por lo tanto se repelen. Sin embargo, las fuerzas nucleares son atractivas a cortas distancias. He ahí la cuestión, para sobrepasar la fuerza repulsiva hacen falta unas condiciones de temperatura y presión elevadísimas, como ocurre en el Sol, precisamente.

El ser humano sólo ha conseguido desencadenar ese proceso creando una abominación: La bomba de hidrógeno. La primera bomba de hidrógeno (Eniwetok, Islas Marshall, Noviembre del 52) prácticamente vaporizó el atolón en que se detonó y se calcula que ese punto exacto alcanzó los 15 millones de grados (la temperatura del núcleo solar). Esto da una idea de la energía que podría generarse si el proceso pudiera ser controlado.

Sin embargo, hace unos días se culminó la construcción del National Ignition Facility, una instalacion militar en Livermore, California. Un proyecto que ha costado la friolera de 3.500 millones de dólares, pero que podría librar a la humanidad de usar combustibles fósiles.
La idea es basicamente, por medio de un juego de láseres amplificados convenientemente, concentrar varios haces potentísimos en una cápsula diminuta llena de hidrógeno, para así aumentar su temperatura y densidad, hasta conseguir vencer las fuerzas de repulsión entre los núcleos de la manera en que se muestra en la primera imagen.

Los cálculos de los responsables del proyecto indican que se producirá entre 10 y 100 veces más energía de la consumida por el láser (que es la base para que sea rentable), una cantidad extraordinaria. Para hacerse una idea de la energía liberada durante la fusión, hay que tener en cuenta que, aunque solo sea durante una fracción de segundo, el láser genera 500 billones de vatios de energía, mil veces más que toda la red eléctrica de EEUU. Y el perdigón de combustible sólo tiene dos milímetros de diámetro.



La idea no sólo tiene aplicaciones en el campo de las energías renovables, sino que también el campo de la astrofísica. Si tenemos en cuenta el proceso en sí, lo que se crea en esa cámara es una estrella en miniatura, ni más ni menos. Con lo que podríamos aprender muchísimo sobre los procesos que tienen lugar tanto en el sol como en estrellas distantes.

Para más información, la página oficial del NIF y este video (en inglés) es bastante ilustrativo.

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