Creando nuevas Tierras

El término terraformación fue acuñado por el autor de ciencia ficción Jack Williamson en 1949, en su novela Seetee Shock.
Técnicamente, el proceso consistiría en transformar, mediante diversos métodos, la atmósfera de un planeta o de un cuerpo celeste menor, de manera que puedan darse las condiciones óptimas para la habitabilidad del ser humano.

Existen varios planetas candidatos para la terraformación, entre ellos, Venus.
La tarea a llevar a cabo en Venus es larga y complicada. Venus es como es gracias a un efecto invernadero brutal: Su presión atmosférica ronda los 9000Pa, la temperatura en superficie es de 737K (464ºC), y más del 90% de la atmósfera es CO2. En resumidas cuentas, la atmósfera debe ser menos densa, y el planeta debe enfriarse, para que sea habitable. El problema está en cómo conseguirlo.

Venus Terraformado.

Se han propuesto varios métodos, el primero de ellos consiste en construir una sombrilla gigantesca que se sitúe en un punto de Lagrange (un punto orbital donde un cuerpo puede permanecer estacionario), con el fin de dirminuir la cantidad de radiacion que le llega al planeta, con el fin de que la temperatura media global bajase considerablemente, pero ello implicaría tareas adicionales de acondicionado. También se pensó en construir anillos artificiales o incluso de trasladar un cometa a dicho punto lagrangiano.

Otro método, más violento, de acondicionamiento atmosférico, es la expulsión de la atmósfera por medio de impactadores, que liberarían energía suficiente para expulsar la atmósfera al espacio exterior. Sin embargo, se necesitarían muchos impactadores para conseguir una expulsión total, y así y todo no se tiene la seguridad de que, una vez se expulse, no vuelva a "caer" al planeta.
Sin embargo, por mucho que consigamos cambiar la atmósfera de Venus o reemplazarla, siempre nos encontraremos con un problema invisible: Venus carece de campo magnético, y frente a esto no hay nada que hacer, el ser humano no sobreviviría.



Otro candidato a Terraformar es Marte. En contraposición a la hipotética terraformación de Venus, a Marte habría que calentarlo. Las condiciones en Marte son muy diferentes, una presión atmosférica inferior a 0.8kPa, su temperatura media superficial es de unos 218K (-55ºC), y su composición atmosférica es de un 95% de CO2. Es un candidato más claro, pues se cree que Marte no fue muy distinto de la Tierra una vez, y se sabe que en Marte hubo agua líquida.

Mapamundi de Marte Terraformado.

Para calentar Marte podrían usarse espejos orbitales que aumentaran la insolación del planeta rojo, aunque se ha sugerido la polémica idea de bombardear la superficie para calentarla.
Pero el método más ético es el de transformarla; sería necesario inducirle a Marte un efecto invernadero controlado, haciendo emanar halocarbonos (freones) a fin de capturar la radiación solar incidente. Estos halocarbonos los emitirían bacterias aerobias diseminadas por todo el planeta. Para reconstruir su atmósfera sería necesaria la importación de hidrógeno, con el fin de hacerlo reaccionar con el dióxido de carbono, según la reacción de Sabatier, produciéndose metano y agua.

Marte Terraformado.

Otros mundos candidatos son Europa (satélite de Júpiter), Titán (satélite de Saturno) o nuestra propia Luna, pero la dificultad que entrañarían es muy superior que la referente a la Terraformación Marciana o Venusina.

La Luna, Terraformada.

Sin embargo, dada la dificultad y el coste que requerirían, aparte de los avances tecnológicos necesarios, y la capacidad logística que aun no tenemos; se dice que sería más fácil modificar al ser humano para que pudiera adaptarse a un clima hostil y alienígena que adaptar un planeta entero. Aunque, obviamente, lo más lógico desde nuestro punto de vista es lo que se conoce como Paraterraformación, que es, a fin de cuentas, la construcción de pequeñas biosferas, pequeños recintos, en esos mundos, donde el aire sea respirable, y sea posible que un ser humano pueda vivir dentro.

De modo que la terraformación no parece que vaya a abandonar el terreno de la ciencia ficción, siendo argumentos de libros como la Trilogía de Marte, o dando guiones a películas como Aliens o Planeta Rojo.