Estrellas Distantes

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Recuerdo que hace mucho tiempo, jugando yo por los andurriales de por aquí, por la noche, me escondí tras un pequeño muro para evitar ser encontrado en el típico juego del pilla-pilla o cualquier cosa similar. Recuerdo que estuve mucho tiempo sentado, y como me aburría, miré al cielo. Concretamente a una estrella en particular... no, no me he puesto a investigar cuál era pero igual podría hacerlo un día de estos. El caso es que no sólo miré la estrella y admiré su brillo verdoso y frío. Si no que recuerdo que me puse a considerar todas las implicaciones lógicas del hecho de que esa estrella estuviese ahí, tan lejos, tan fría. Que esa luz que me llegaba en ese momento había partido de ella hacía millones de años (sí, de chico ya era así de friki) y que estaba tan lejos que ni yendo tan rápido como imaginaba que irían las naves con las que jugaba yo por aquel entonces, llegaría vivo para verla de cerca, o tan cerca como podemos ver el Sol.

Hoy me ha pasado otra vez. Por una paranoia extraña que me ha pasado en la que un sonido extraño me ha hecho creer que estaba lloviendo, me he asomado a la ventana y he mirado al cielo. En vez de nubes... ahí estaban ellas, las frías observadoras de la humanidad, miles de ojos distantes que nos ven nacer, crecer y morir desde hace milenios, y que se mueven según su lenta danza. He vuelto a pensar y a considerar lo lejos que está cada una, y lo distintas que se verían desde otra perspectiva.

Estos pensamientos me fascinan, pero no puedo evitar estremecerme ante el caos oscuro y eterno que se alza tras ellas, un caos perfecto que no tiene color, solo ruidos que realmente son ecos de la explosión colosal que llamamos Big Bang.

Con estas reflexiones, me voy a la cama... buenas noches ;)


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