Precisamente cuando ayer comentaba mi sequía, hoy veo en las ondas que uno de los misterios más fascinantes del Sistema Solar ha sido fotografiado de nuevo.
Hace 30 años la sonda Voyager fotografió una misteriosa tormenta polar en Saturno, al principio se pensó que no era nada concluyente, quizás una caprichosa forma aleatoria, pero la sonda Cassini, que lleva unos años por ahí, confirmó que no lo era. Pero entonces el polo norte de Saturno fue sumido en las sombras. Ahora ha vuelto a la luz, y la Cassini ha aprovechado para fotografiar la misteriosa tormenta hexagonal.
Científicos de todo el mundo se preguntan ahora de dónde sale la energía que mantiene el gigantesco anillo hexagonal (cuyo diámetro es equivalente a dos diámetros terrestres) estacionario y en rotación.
Sin embargo, esa frustración se ve compensada por la ventaja que ofrece la estructura para estudiar el comportamiento de la atmósfera de un planeta gaseoso, tales como patrones de circulación o efectos de los elementos que la componen.
“La longevidad del hexágono hace que sea algo especial, dado que el clima en la Tierra dura del orden de semanas”, declara Kunio Sayanagi, del equipo de imagen de la Cassini en el Instituto Tecnológico de California. “Es un misterio emparejado con las extrañas condiciones climáticas que dan lugar a la longeva Gran Mancha Roja de Júpiter”.
Más fotos del fenómeno en Wired, NASA y Ciclops.
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